No amarás ni odiarás a los pueblos.
No te dedicarás a la política.
No serás rico ni mendigo.
Evitarás a los afamados e influyentes.
Tomarás a tu mujer de un pueblo distinto al tuyo.
Harás que tus hijos sean educados por tus amigos.
No te someterás a ninguna ceremonia de la Iglesia.
No te arrepentirás de un error, pero a cambio harás una buena obra adicional.
Preferirás el exilio para poder decir la verdad.
Dejarás que el mundo actúe contra ti y tú contra él.
Fragmentos póstumos, octubre-diciembre de 1876, 19 [77].