Giorgio Agamben en su rúbrica «Una voce», en el sitio de la editorial Quodlibet, habla este 13 de abril de 2019 sobre el reciente arresto de Julian Assange.
Me encontré con Assange hace dos años en la embajada de Ecuador en Londres y, repensando en lo que me contó durante nuestro encuentro, creo que se puede entender por qué hoy fue arrestado. Assange me comunicó que estaba indagando sobre el uso que Google se disponía a hacer de la inmensa cantidad de informaciones de las cuales dispone. Se trataba, según Assange, de vender a compañías de seguros y a los Servicios secretos datos sobre los intereses, los deseos, los consumos, el estado de salud, las lecturas, en suma, sobre la vida en todos sus aspectos de millones de individuos. Según Assange —y yo creo que se puede compartir su juicio— esto habría significado un incremento sin precedentes de las posibilidades de control por parte de los poderes económicos y policiales sobre los seres humanos. Lo que está en cuestión en el arresto de Assange no es por tanto solamente el deseo de castigar las investigaciones pasadas de Wikileaks, sino impedir la indagación todavía en curso, que evidentemente es percibida por los interesados como una amenaza. Es también por esta razón que es preciso que exprese sin reservas mi solidaridad con Assange.