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Negrismo y Tute bianche: una contrarrevolución de izquierdas

Si eres de los que piensan que «la próxima huelga será la huelga en Internet», que «la democracia económica es sin duda el régimen de acumulación “menos malo posible”», que la renta básica universal de ciudadanía permitirá finalmente «la movilidad sectorial y la “flexibilidad” de las creaciones empresariales, la inversión en los sectores de alta tecnología», que en Génova «la gran cantidad de fotos resultó ser un arma bastante más afilada que una porra», que Chirac ha sido elegido por «el voto de la multitud», tal vez seas un negrista y no lo sabes.
Si eres de los que piensan que los Tute bianche (ahora llamados Disobbedienti) son simpáticos jóvenes de centros sociales italianos que luchan para cambiar el mundo y no delatores, coptadores y pacificadores; si eres de los que piensan que Toni Negri es un gran pensador que trata de crear perspectivas antagónicas para el movimiento y no que es el teórico de la disociación política, del sometimiento al orden y a los perjuicios capitalistas o el apóstol de la colaboración con las instituciones, entonces eres ciertamente un negrista y lo sabes.
A los demás, les proponemos un breve panorama que va de Bárbaros (análisis y crítica de Imperio) a las prácticas de los Tute bianche en Roma y en Génova, pasando por un retrato de Negri, extractos de los textos, de sus epígonos franceses y una presentación de sus ideas a modo de introducción. [Contraportada de este folleto publicado en Francia en 2004.]
La contrarrevolución negrista en Francia

¿Por qué publicar un folleto en torno a las teorías de Antonio Negri, de su sección activista en Italia (los Tute bianche, que se volvieron los Disobbedienti después de Génova en julio de 2001) y de sus cómplices franceses? El autor de Imperio es poco conocido aquí, aunque algunos de sus conceptos, por ejemplo precisamente el de Imperio o el de renta básica garantizada, se expandan cada vez más. El hecho es que este viejo recurrente de los cenáculos universitarios elabora actualmente, con todos sus discípulos, asociados y propagadores, el programa de izquierda del capital proponiendo un kit alternativo a la subversión altamente instructivo, ya que nos habla a la vez de los temores de la dominación y de las reformas contrarrevolucionarias susceptibles de contener una revuelta que conseguiría hacerse contagiosa, antes de que fuera demasiado tarde.
Si bien no tenemos la ilusión de pensar que unas teorías pueden influenciar unilateralmente los movimientos, sí pensamos que las de Negri corresponden a los intereses de la dominación, los cuales son volver a proporcionar una estabilidad a ese “Imperio amenazado por todas partes”. A través de nuevas mediaciones (el poder constituyente y sus portavoces mediáticos), un control social más refinado (renta básica garantizada y nuevas tecnologías), unas reformas económicas (un nuevo New Deal) y políticas (una “democracia europea”, “nuevos derechos universales de ciudadanía”), los negristas tratan en efecto de forjar, a pesar de su uso incomprensible del lenguaje, nuevas herramientas preventivas para garantizar el orden social.
Los textos de este folleto fueron todos escritos por compañeros italianos y publicados ya sea directamente allá o bien como notas destinadas a precisar la tramposa radicalidad de la que los negristas son a veces portadores más allá de los Alpes: el “vivo retrato” de Negri ha sido redactado con ocasión de la publicación de la traducción de Barbari (libro italiano que analiza, critica y responde a Imperio) en los Estados Unidos, donde sus años de prisión le conferían cierto aura al personaje, y el artículo sobre las prácticas de los Tute bianche durante una manifestación en Roma ha sido escrito para un periódico parisino de precarios, en el momento en que esos bufones de blanco —verdaderos delatores parainstitucionales— gozaban de una reputación de radicales, especialmente forjada por la red antifascista libertoide No Pasarán. Simplemente hemos añadido a estos diferentes textos una selección de citas de negristas franceses extraídas de publicaciones que se han implantado aquí en las buenas bibliotecas universitarias y en los bolsillos de los partidarios del pensamiento prefabricado del “quehacer inteligente”.
Si bien queda por hacer todo un trabajo bastante más completo sobre todas las consecuencias prácticas del negrismo en Italia (la difusión de la disociación política, el rol de pacificación social en las ciudades a través de los centros sociales, de constitución de una base electoral para una izquierda italiana en quiebra, de auxiliares de la policía durante las manifestaciones), regresemos ahora a los epígonos franceses del teórico de Padua.
Como en Italia, donde los negristas surgieron políticamente de los grupos de la Autonomía obrera de finales de los años 1970, una parte de los negristas franceses estaba ya activa en la misma época en la esfera de la autonomía parisina.
Si se sigue por ejemplo el hilo rojo de la reivindicación por “una renta mínima garantizada”, un Laurent Guilloteau (hoy activista en AC !, en la coordinación Île-de-France de los trabajadores intermitentes del espectáculo y miembro del comité de redacción de Multitudes) o un Yann Moulier-Boutang (hoy con los Verdes, profesor en Science Po y director de publicación de Multitudes) militaban ya juntos en los primeros colectivos de desempleados en 1978-79 antes de promover la renta básica garantizada en el interior de la revista CASH (1984-1989) y después del Colectivo de Agitación por un Renta Básica Garantizada Óptima (surgido en 1994, hoy disuelto) antes de participar en la redacción de dossiers sobre este tema en revistas como Vacarme, Chimères o Multitudes. Es pues un trabajo de largo aliento el que ha sido emprendido para tal promoción, trabajo tanto teórico, al agotar todos los argumentos posibles —hasta defender la reactivación del consumo— como práctico, dedicándose de lleno a las luchas de desempleados —hasta firmar un llamado por una renta básica garantizada estipulando que cada beneficiario debería comprometerse a no rechazar más de dos ofertas de empleo (CASH) o infiltrando AC ! en París mediante un activismo neoleninista apasionado (CARGO)—. Finalmente, esta larga marcha de pequeños soldados del neokeynesianismo y del control incrementado del Estado ha conseguido colocar pequeños sedimentos de renta básica garantizada en… una parte del movimiento libertario organizado, siempre en busca de “medidas concretas” que sean defendidas a falta de fundirse en las revueltas subversivas, o en los Verdes, antes de ser reapropiado por una multitud hasta entonces muy ingrata. Ya que es, ante todo, la recuperación del eslogan “un revenu c’est du dû” (una renta básica forma parte de lo debido u obligatorio) por una parte del movimiento de los desempleados y precarios de finales de 1997 lo que fue su más grande éxito, en términos de visibilidad al menos (la ocupación de la École Normale Supérieure el 14 de enero de 1998, que desembocó en la primera Asamblea de Jussieu el 19 de enero, se realizó, igualmente, bajo los auspicios de una gran pancarta que colgaba del techo proclamando “desempleados precarios trabajadores estudiantes / asamblea de luchas / renta básica garantizada para todos”), porque, a pesar de sus llamados repetidos a la izquierda, jamás fueron escuchados. El gobierno Jospin había resuelto la cuestión en 1998 a golpe de porras y migajas, pero no se ha dicho lo suficiente sobre la reserva de alternativas negristas que aun así habrán de atravesar. La “dialéctica con las instituciones” puede a veces tomar un poco más de tiempo del previsto antes del retorno del péndulo.
Pero los promotores gallardos de la multitud no pierden tiempo e impulsan la abnegación hasta experimentar la fórmula, porque el Estado, buen príncipe, quiere también a veces garantizarles un salario. Algunos forman, por ejemplo, los cuadros ejecutivos de mañana: Yann Moulier-Boutang es profesor de economía en la Universidad de Compiègne y en Science Po, París, cuando no está interviniendo en la Escuela Nacional de Administración en un “seminario con referencia en los movimientos sociales y el terrorismo” (1986), en la escuela de arquitectura de Versalles (1993) o la Escuela Superior de las Bellas Artes de Bourges (2000), o como asesor para la Oficina Internacional del Trabajo (1981-82), la Comisión Europea (1986) o la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (1993-94). Por sus investigaciones ha sido contratado por los ministerios de Asuntos Extranjeros, de Asuntos Sociales, del ministerio de Industria y el de Obras Públicas. Para completar esto y ciertamente acelerar el movimiento del capital que no entiende nada de las reformas que los negristas le sugieren tan amablemente, ha sido asesor para la Comisión de Modernización de Empresas Marroquís e intervino en su jornada del 11 de diciembre de 1997 a propósito de “La gestión de la empresa marroquí: realidades y desafíos”. Más recientemente (2004), asistió a una reunión del Centro de Jóvenes Dirigentes, sindicato patronal, que lo invitó con el fin de “reaccionar a causa de la relación que lleva consigo el hombre fluido”.
Otro ejemplo es el de Anne Querrien, miembro del comité de redacción de Multitudes y Chimères, y que no contenta con ser parte de la Confederación Francesa Democrática del Trabajo, es igualmente socióloga-urbanista en la universidad y redactora jefe de los Annales de la Recherche Urbaine, editada por el ministerio de Obras públicas.
Este tipo de recorridos de consejero del príncipe y colaborador oficial de los patrones o del Estado, encuentra su modelo en el maestro mismo, porque los tormentos del exilio en Francia entre 1983 y 1997 han sido suavizados para Negri con seminarios provistos en la Escuela Normal Superior, en las universidades París VII y VIII o en el Colegio Internacional de Filosofía, paralelamente a un trabajo de investigaciones sociológicas a cuenta de diferentes ministerios e instituciones. Desde su puesta en semi-libertad en 1999 y la salida de Imperio en 2000, ha publicado no menos de cuatro libros en francés y enseña de nuevo en París, esta vez en la Sorbona: el seminario 2004-2005 tuvo por objeto la “Transformación del trabajo, del poder (es) y crisis de la contabilidad nacional y empresarial”. Finalmente, su pieza de teatro, Essaim, será actuada en junio de 2005 en el teatro de la Colline en París. Se comprende así mejor su concepto analítico con base en la reivindicación por un “salario social garantizado”, el “trabajo inmaterial” que quiere que el capital nos explote todo el tiempo incluso cuando no se le está directamente sometido de forma asalariada: todo ese tiempo que no pasen sirviendo directamente al Estado como funcionarios de la dominación es de igual manera empleado para consolidar la dominación.
Todos estos esfuerzos son regularmente recompensados, porque el n° 15 de su revista Multitudes sobre el Arte recibió una subvención de la Dirección Regional de Asuntos Culturales del ministerio de cultura que podría incluso ser duplicada “en un número fuera de serie que podría ser consagrado a la arquitectura y los medios de comunicación” (informe de la asamblea general de la asociación Multitudes del 17 de enero de 2004) y que “Yann [Moulier-Boutang] forma parte de un proyecto de extensión-renovación del sitio por el cual tendríamos sostenimiento de la Dirección de Artes Plásticas del Ministerio de Cultura” (informe de la asamblea general de 24 de marzo de 2004). También, la insociable revista Alice (n° 2, invierno de 1999), uno de los ancestros de Multitudes, anunciaba la percepción de una ayuda de la fundación Nestlé. También se comprenden ahora mejor las nociones de “contrapoder” o de “poder constituyente” esparcidas en los números de Multitudes (creada en marzo de 2000 y en continuación de Futur Antérieur, 1989-1998), “que participa en la red mundial en torno a Toni Negri y Michael Hardt y sus libros: Imperio y Multitud”: se trata de estar de lleno contra el poder a fin, no ya de sustituirlo como en los tiempos en que Negri se declaraba seguidor de Lenin, sino de alimentarlo con ricas reflexiones sobre el movimiento (se ha podido por ejemplo cruzar la sección activista de Multitudes en las luchas de desempleados, de irregulares, en torno a los comités Persichetti o Battisti), de servir de mediación entre la multitud y los ministerios del avasallamiento, de constituir un contrafuego listo para su empleo a fin de ayudar a sofocar las revueltas no integrables contra este “Imperio”. En suma, son auxiliares mantenidos por la represión en caso de necesidad, si Génova dice algo.
No obstante, algunos, más ingenuos sin duda, han tenido que exponer más de lo necesario para cogestionar mejor el orden de lo existente. Es el caso de Giuseppe Caccia (uno de los portavoces de los centros sociales del noreste de Italia y elegido para el Verde en el consejo municipal de Venecia) o de Yann Moulier-Boutang. El profesor italiano que antes teorizaba sobre la disociación, afirmando no necesitar esas politiquerías, expone en las columnas de su revista directamente su idea de contrarrevolución de izquierda a los dirigentes de multinacionales y jefes de Estado con motivo del Foro Económico Mundial de Davos:

La multitud proporciona una segunda fuente de orientación de las voces que protestan contra el estado actual de guerra y la forma presente de la globalización. Estos manifestantes en las calles, en los foros sociales y en las ONG presentan no solamente quejas contra los fracasos del sistema presente, sino también numerosas proposiciones de reforma e incluso proposiciones institucionales a la política económica. Es evidente que estos movimientos seguirán siendo siempre antagónicos a las aristocracias imperiales y, desde nuestro punto de vista, está bien que así sea. Sin embargo, sería parte del interés de las aristocracias considerar estos movimientos como aliados potenciales y un recurso para formular la política global de hoy. Una versión de las reformas exigidas por estos movimientos y algunos medios para incorporar la multitud global como fuerza activa son innegablemente indispensables para la producción de riqueza y la seguridad.

Ya no existe, por tanto, mucha necesidad de complementar las intenciones de esos pequeños Maquiavelos que, cuando teorizan para una multitud, presentan todas las dominaciones y alienaciones como el fruto de sus propias conquistas (ver Bárbaros, el primer texto de este folleto) y aconsejan a los poderosos, por otro lado, ver en ella “aliados potenciales” que hay que “incorporar” para reforzarse. Predicando a unos la resignación y la defensa del orden social puesto que el capitalismo contiene ya en sí mismo el comunismo, y a otros una mejor explotación de este formidable “recurso”, se colocan —ellos— como mejores agentes de pacificación, como garantes de “la producción de riqueza y la seguridad”. Mientras este mundo tecnoindustrial de explotación, de domesticación y de control es más que nunca algo a destruir —con sus perjuicios que trastornan hasta los fundamentos biológicos de nuestras existencias, desde la genética hasta lo nuclear pasando por la contaminación—, en un tiempo en el que el poder reclama sin cesar más participación individual y colectiva en la propia servidumbre voluntaria, cuando no se tendría otra libertad que la de elegir la manera menos peor de reventar, el negrismo y sus avatares garantistas, ciudadanistas o colaboracionistas es identificado por lo que afirma él mismo ser: una ideología que reúne a teóricos de la dominación y a policías sociales cuyo destino no podría ser otro que el que los insurrectos reservan a los esclavos de todos los poderes.

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