Intervención de Giorgio Agamben publicada el 30 de octubre de 2020 en su columna «Una voce».
Según los comunicados oficiales, al 28 de octubre había en Italia un total de 617 000 casos positivos de covid-19, de los cuales 279 000 se habían curado. Hubo 38 127 muertes (la cifra se refiere al número de positivos, independientemente de la causa efectiva de la muerte). La gran mayoría de los positivos son lo que antes se definía como portadores sanos (ahora se les llama curiosamente «enfermos no sintomáticos»).
La población italiana es de 60 391 000 habitantes. En 2017 murieron 650 614 personas en Italia (en 2019, 647 000). Las muertes por enfermedades respiratorias en 2017 fueron 53 372. Las de enfermedades cardiovasculares 230 283 (datos del Istituto Nazionale di Statistica de Italia).
Según los estudios científicos, el IFR (Infection fatality rate, o tasa de mortalidad) po el covid-19 es de alrededor del 0.6 % (cfr. «Organisms, Journal of biological Sciences», vol. 4, núm. 1, 2020, p. 6).
Es sobre la base de esos datos que las libertades constitucionales han sido suspendidas, la población ha sido aterrorizada, la vida social cancelada, la salud mental y física de los hombres gravemente amenazada.